Desde sus inicios en 1832, Longines se ha caracterizado por su espíritu pionero. Siempre se ha esforzado por mejorar la exactitud, la precisión y la funcionalidad de sus relojes. El resultado fue una relojería totalmente pionera.
Fundada en 1832 en Saint-Imier, una ciudad en el macizo del Jura suizo, Longines desarrolló, ya en 1878, su primer instrumento para cronometrar eventos deportivos: un reloj de bolsillo con cronógrafo y corona con un pulsador. Algunos años más tarde, en 1889, Longines ya era capaz de medir a 0,2 segundos. La década de 1880 marcó el inicio de la gloriosa historia de Longines en el cronometraje deportivo en las carreras de caballos en Estados Unidos. En su trabajo como cronometrador profesional de eventos deportivos en casi todas las disciplinas y como fabricante de instrumentos para profesionales como pilotos, navegantes, exploradores y deportistas, Longines siempre se ha esforzado por mejorar la precisión, la exactitud y la funcionalidad de sus relojes. El resultado fue una relojería totalmente pionera.
Este pequeño folleto le ofrece algunas ideas sobre las aventuras de los pioneros que confiaron en el cronometraje preciso de Longines. Estos relojes no se construyeron para aparecer en los titulares de los periódicos, sino simplemente para responder a las necesidades de los aviadores o exploradores que buscaban las mejores herramientas disponibles en aquellos días. Ser un pionero fue —y sigue siendo— en primer lugar un estado de ánimo. Las valientes personalidades retratadas en nuestro folleto comparten la misma fortaleza mental que les permite superar cualquier obstáculo o límite.
Longines aprendió mucho trabajando con relojes profesionales, y finalmente transfirió sus conocimientos a los relojes de pulsera. Para ello, el corazón del reloj —el movimiento— a menudo tenía que rediseñarse y miniaturizarse. Nuestros relojeros abrieron el camino con la fabricación de: el primer cronógrafo de muñeca en 1913, el primer cronógrafo de bolsillo de alta frecuencia que funciona a 36 000 alternancias por hora en 1929 (cal. 18.72), el primer reloj de pulsera con bisel giratorio en 1931, y, además, patentó el primer cronógrafo flyback del mundo en 1936. Para mejorar la precisión de los cronometrajes deportivos, Longines introdujo en 1954 el reloj de cuarzo electrónico. Con este saber hacer, nuestros relojeros presentaron uno de los primeros relojes de pulsera de cuarzo en 1969.
Gracias a su experiencia de varias generaciones como cronometrador oficial de campeonatos mundiales y como socio de federaciones deportivas internacionales, Longines ha construido durante años relaciones sólidas y duraderas en el mundo del deporte. Estos desafíos mantienen el impulso de la innovación y el espíritu pionero muy vivo.